Camino de Santiago Km. 73

Servir al peregrino calmando la sed de su garganta y la de su alma.

lunes, 25 de octubre de 2010

La mochila

Todos cargamos con una mochila, pero no me refiero a la que llevas a tu espalda, esa dejará de pesarte cuando llegues a Santiago. Hablo de una mochila que cargamos siempre, no sólo en el Camino. A lo mejor no eres consciente de ella, pero todos, peregrinos o no, viajamos con una mochila en el alma.
Te hace falta para cargar las piedras. Piedras de todos los tamaños y formas. Todas son indeseadas, pero las llevas.
Algunas son rocas de rechazo, otras de fracaso... Obtienes una mala nota. Tomas una decisión incorrecta. Armas un lío. Se burlan de ti. Abusan de ti...
Así que la mochila cada vez es más pesada.
Piedras de rechazo. Piedras que no merecemos.
Junto con algunas que sí merecemos.
Mira dentro de la mochila y verás que existe otro tipo de piedra. La del remordimiento.
Remordimiento por la vez que heriste a alguien. La vez que perdiste el control. Remordimiento por el momento en que perdiste tus prioridades o incluso cuando perdiste tu inocencia.
Una piedra de culpa tras otra. Y con el tiempo la mochila pesa más.
¿Cómo puedes pensar en la próxima etapa de tu vida cuando necesitas toda tu energía para llevar el pasado a cuestas?
No sé si lo has notado, pero resulta difícil apoyar cuando uno mismo está necesitado de apoyo. Resulta difícil perdonar cuando uno se siente culpable.
¿De qué modo puede una persona obtener alivio de la pesada mochila de su alma?
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar” (Jesús).
Tal vez te hayas acercado a la religión pero no a Dios. Puede que hayas ido a la iglesia pero nunca hayas visto a Jesús.
“Venid a mí”, Jesús dice que Él es la solución para el cansancio del alma.
Ve a Él. Sé sincero con Él y contigo mismo. Admite que tienes secretos del alma que nunca has enfrentado. Jesús ya los conoce. Solo espera que le pidas ayuda. Solo espera que le entregues tu mochila.
Adelante. Te alegrarás de haberlo echo. Caminarás ligero cuando hayas dejado tus piedras ante la cruz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario