Camino de Santiago Km. 73

Servir al peregrino calmando la sed de su garganta y la de su alma.

domingo, 9 de enero de 2011

Paso de montaña


El viento sopla sobre el valiente sendero. Árboles y arbustos han quedado atrás, aquí sólo hay piedra y crece el musgo. Nadie tiene nada que buscar aquí, nadie posee nada, los campesinos no tienen heno ni madera en estas alturas. Pero la lejanía atrae, el anhelo consume, y ellos son quienen han construido, a través de rocas, pantanos y nieve, este buen sendero que conduce a otros valles, otras casas, otras lenguas y otros hombres. Pero para nosotros los caminantes todos los caminos conducen a casa.

Mi mirada aún puede elegir, le pertenecen todavía el norte y el sur. Cincuenta pasos más, y ante mí sólo se abrirá el sur. ¡Cómo respira misteriosamente desde los valles azulados! ¡Cómo va a su encuentro el latido de mi corazón! Sopla desde él un presagio de lagos y jardines, un perfume de vino y almendra.

Mi anhelo embriagado ya no pinta con colores de ensueño la lejanía misteriosa, mis ojos se contentan simplemente con lo que ven, porque por fin han aprendido a ver.

El mundo es más hermoso. Estoy solo, y la soledad no me hace sufrir. No deseo otra cosa. Estoy dispuesto a dejarme cocer por el sol. Siento avaricia de madurar. Estoy dispuesto a morir, dispuesto a nacer de nuevo.

El mundo es más hermoso.
(Fragmento de "El Caminante" de Hermann Hesse)