Su carta enviada desde Melide - 19-7-10:
Después de 16 días de camino es la primera vez que las manos no se han inflamado (tiene artritis bastante grave y hasta Ligonde tenía que ponerse inyecciones cada cuatro kilómetros). Yo sé que no es por casualidad y que nada de lo que me regalasteis lo es. No es fácil de explicar, las cosas de Dios son así "te lo crees o no".
Cualquier cosa que diga para agradeceros vuestra hospitalidad y vuestro servicio parecerá pequeña. Pero os digo que tenéis reservado vuestro sitio a la derecha del Padre. No solamente me disteis de beber de la Fuente del Peregrino, sino que curásteis mis heridas, lavásteis mi ropa y me invitásteis a un banquete.
Sois mensajeros de Dios y discípulos de Jesús. Ojalá yo pudiera ser algún día como vosotros. Desde ayer os tengo presentes en mis oraciones, para que Jesús os guíe, os proteja y os fortalezca. Porque si algo he aprendido, es que la fe hay que defenderla cada día.
Sé, que no sois conscientes del bien que hacéis en el entramado del Camino. Pero como dijo Jesús: todo lo que hagáis con otro en mi nombre, conmigo lo hacéis.
Jamás me olvidaré de vuestros rostros, de vuestra amabilidad y de vuestra generosidad desinteresada.
Siempre agradecido,
Fernando
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