Camino de Santiago Km. 73

Servir al peregrino calmando la sed de su garganta y la de su alma.

lunes, 26 de julio de 2010

Carta de un peregrino

Hace unos días nos visitó un peregrino que se llama Fernando, de Valencia. Nos dijo que hace 6 años había pasado por La Fuente andando el Camino por primera vez, pero que después de llegar a Santiago, se sentía un poco decepcionado. No había encontrado lo que buscaba. Este año volvió al Camino y se quedó otra vez en La Fuente. Dijo que aquí descubrió lo que buscaba, que se había reencontrado con Dios. Sintió algo nuevo y realmente no quería irse. Después de marchar nos envió una carta y unos poemas y nos dijo que lo podíamos compartir. Así que aquí teneis sus hermosas palabras:

Su carta enviada desde Melide - 19-7-10:

Después de 16 días de camino es la primera vez que las manos no se han inflamado (tiene artritis bastante grave y hasta Ligonde tenía que ponerse inyecciones cada cuatro kilómetros). Yo sé que no es por casualidad y que nada de lo que me regalasteis lo es. No es fácil de explicar, las cosas de Dios son así "te lo crees o no".
Cualquier cosa que diga para agradeceros vuestra hospitalidad y vuestro servicio parecerá pequeña. Pero os digo que tenéis reservado vuestro sitio a la derecha del Padre. No solamente me disteis de beber de la Fuente del Peregrino, sino que curásteis mis heridas, lavásteis mi ropa y me invitásteis a un banquete.
Sois mensajeros de Dios y discípulos de Jesús. Ojalá yo pudiera ser algún día como vosotros. Desde ayer os tengo presentes en mis oraciones, para que Jesús os guíe, os proteja y os fortalezca. Porque si algo he aprendido, es que la fe hay que defenderla cada día.
Sé, que no sois conscientes del bien que hacéis en el entramado del Camino. Pero como dijo Jesús: todo lo que hagáis con otro en mi nombre, conmigo lo hacéis.
Jamás me olvidaré de vuestros rostros, de vuestra amabilidad y de vuestra generosidad desinteresada.
Siempre agradecido,
Fernando

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