Camino de Santiago Km. 73

Servir al peregrino calmando la sed de su garganta y la de su alma.

miércoles, 31 de marzo de 2010

Ligonde

Aquí el tiempo no existe, no pasa,
es como lluvia que empapa la tierra,
se esconde en cada establo, cada casa,
se queda encerrado dentro de la piedra.

Las horas se pierden en las calles,
en el verde de la hierba se quedan dormidas,
bailan con el viento, rozando los valles,
descansan en el suelo como hojas caídas.

Los días son suaves, dulces, tranquilos...
como tímidos y encantados sueños,
que dejan el alma y la mente dormidos,
tan sólo de la bruma y el viento son dueños.

La embriagadora música del silencio,
fluye del rocío y lo moja todo
dibujando estrellas como en un lienzo
que el sol derretirá en el oscuro lodo.

Aquí el tiempo se detiene pensativo,
no quiere por el polvo ser devorado,
se escapa por el bosque, furtivo,
en el húmedo musgo se queda amarrado.

Aquí el resbaladizo tiempo no es oro,
no tiene precio, ni importa.
No es valioso como un tesoro,
aquí la vida no es larga ni corta.

1 comentario:

  1. .. que bien has expresado, Ibana, lo que es el andar del tiempo en Ligonde!.. cuántos buenos recuerdos y experiencias!.. qué hermoso sueño aquel que tuvo nuestro gran amigo Juan, el primer peregrino y soñador de Ligonde.. y el de tantos otros amigos, después, que lo estáis manteniendo a golpe de ilusión, trabajo y fe.. la misma fe del Peregrino que nos miró un día con cariño a los ojos y ya nuestra vida fué diferente..
    .. pasaré encantado por este blog, para seguir siendo un humilde peregrino más, de tantos sueños..

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