Camino de Santiago Km. 73

Servir al peregrino calmando la sed de su garganta y la de su alma.

viernes, 27 de agosto de 2010

Manual de cocina para hospitaleros torpes

Hola a todos, peregrinando por el mundo virtual he encontrado un maravilloso tesoro, un libro titulado "Manual de cocina para hospitaleros torpes" de Xohán Rompé. Es un texto lleno de ironía y buen humor a la par que útil. Me gustaría compartir con todos los hospitaleros que han pasado o estan por pasar por La Fuente unas palabras del autor y alguna receta, aquí van:
"Como homenaje a esos albergues donde se comparte lo que hay con los pere­grinos, donde se comparte un rato de charla, donde se presta atención a las fragilidades humanas, donde se comparte una cena si la hay o donde se comparte un café o lo que existe, a esos albergues, va dedicado esta referencia especial.
Homenaje obligatoriamente debido por otra parte, ya que el libro está dirigido a los hospitaleros que suelen habitar esos albergues, en ocasiones sin muchas luces a la hora de cocinar, rutinarios o cansinos, o los que se agobian con el estrés, y para los que se ha escrito este breviario de cocina".


Esencialmente existen tres tipos de limonadas: la limonada de limón, la limonada de vagos, y la limonada psicológica.

Limonada de limón: preparada a base de zumo de limón (2limones por litro de agua), Azúcar (1cucharadita de café por litro de agua), y la puntita de la cucharita de café de sal o bicarbonato potásico. Dependiendo del nº de peregrinos que soléis recibir, hacer una cazuela grande, la ponéis en la nevera a refrescar y vais rellenando a medida que se os acaba.

Limonada de vagos: Los sobres de Tang, vienen indicados para 1l. de agua. Yo utilizo un sobre por cada 6 l. de agua. Fresco, es un remedio contra la sed increíble.

Limonada psicológica: puede sonaros a chiste el nombre, pero surte un efecto de calmar la sed y el calor antes incluso de tomarla, pero han de seguirse necesariamente estos tres pasos:
En la cazuela que vayas a tener en la nevera refrescando, pones agua. Cortas un limón en rodajas tan finas como un papel de fumar (si eres capaz, de un limón te pueden salir hasta 100 rodajas). Procura que sean tan finas, que en casi transparentes, y sin sacar la cáscara, y las echas al agua. Las mismas cantidades de azúcar y sal que os comenté en la limonada normal.
Modo de servirse la limonada psicológica: Ah, aquí está el truco. Necesariamente hemos de contar con una jarra de cristal transparente. No vale de plástico, se perdería el efecto. En ella, echamos unos cubitos de hielo. Al echar la limonada, y menear la jarra, los cu­bitos harán ese sonido de tintineo contra el cristal. Y lo que es mejor, la jarra comienza a sudar y se llena de gotitas de agua por todo su exterior. No me digáis que después de una caminata al sol, la mochila pegada a la espalda, cayendo sudor por los surcos de vuestra cara, ante la visión de una jarra que se contonea de esa manera ante vuestros ojos, con ese sonido de tin tin, no tenéis ante vosotros una visión luminosa y refrescante de lo que es la felicidad. (y no digamos nada si le echáis unas hojitas de menta, pero eso ya es para “gourmets”, y no os voy a pedir que hagáis todo el mismo día).

¡Probadlo, amigos: os lo agradecerán y escribirán sobre vosotros en los anales de la Historia!
Si os interesa este útil manual, decidnoslo y os podemos enviar un pdf.

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